domingo, 29 de mayo de 2011

Universidad Postmodernista

POSTMODERNISMO


Modernidad y Postmodernidad guardan una relación de simbiosis, si se quiere, un tanto "parasitaria". Pues, la existencia de esta última, depende y se entiende a partir de la primera. Utilizar el prefijo "post" o el prefijo "pos", trae de inmediato pensar en una diferencia que no es menor. Con esto no queremos indicar, que el tema de la Postmodernidad, es un problema de índole conceptual que se resuelve en un marco de gramática o de hermenéutica.

Según un gran diversidad de autores, se puede observar cómo los símbolos de la modernidad y las orientaciones reflexivas vigentes han encontrado sus límites explicativos en la propia realidad, y han terminado siendo parte de las contradicciones y tensiones en las que transcurre la vida social. Ante la necesidad de asumir nuevos desafíos teóricos, muchos intelectuales realizaron un esfuerzo por despojar al pensamiento posmoderno del carácter superficial y pragmático con el que ha sido usualmente evaluado.

Así, la posmodernidad alumbra algunas zonas que la racionalidad había descartado como parte del binomio progreso/riesgo de las sociedades y de los individuos. En un mundo fragmentado como el actual, la experiencia derivada tiende a la diversidad y al pluralismo, aunque no necesariamente a la tolerancia. El “sentir” a la otredad como riesgo implica que las pasiones son partes indisolubles de las reflexiones que se realizan sobre el mundo

Los problemas de la Educación Superior contemporánea, hay que analizarlos a la luz de las realidades económicas, políticas y sociales a las que se enfrenta el mundo en los inicios del siglo XXI. Los avances de la Revolución Científico-Técnica y la consecuente explosión de conocimientos que ella supone, el proceso de internacionalización de la economía primero y el proceso de globalización en su versión neoliberal después entre otros elementos que matizan el entorno, dejan una impronta en la Educación Superior, que habrá que tener en cuenta a la hora de realizar una análisis de las circunstancias en las que se desenvuelve las Universidades hoy día.

En otro sentido, los nuevos paradigmas que se plantea el mundo contemporáneo y que se derivan en buena medida de las circunstancias antes anotadas, colocan a las universidades de la Región en una verdadera encrucijada, donde tendrán que elegir entre servir a los intereses del gran capital o servir a los intereses del pueblo, entre dejarse aplastar por la secuela de transformaciones en que está inmerso el mundo, convirtiéndose en razón instrumental del mismo, o situándose como conciencia crítica de su tiempo encabezar las transformaciones en bien de sus pueblos.

Entre esos paradigmas se encuentran los correspondientes a modernidad y postmodernidad, cuyos contornos, aún no definidos totalmente inciden en la conciencia académica y determinan caminos no siempre convergentes en las políticas universitarias.



Las universidades ajusten su que hacer atendiendo a una razón instrumental limitada. Razón instrumental limitada porque no solo se pretende que las universidades formen profesionales, sino que estos profesionales estén formados para satisfacer los intereses de su entorno y que sean capaces de ajustarse a las exigencias de las innovaciones tecnológicas que se desarrollan.

No está en discusión que las universidades desarrollen pensamiento científico, la función que siempre han tenido las universidades es crear pensamiento social y contribuir a desarrollar ideologías trata de limitarse por todos los medios. Las ideologías y el pensamiento social, también se diseñan en el mundo desarrollado el que tiene a toda costa que lograr consenso para lograr a su vez la hegemonía (como efecto intelectual y moral) en el sentido en que previó este concepto quien fuera su indiscutible creador, Antonio Gramsci.

El paradigma está asociado a la pérdida de la identidad universitaria, que no está dada solamente por el cese de algunas de sus funciones como pudiera ser la producción de conocimientos, sino en la perdida de su visión sobre que considera debe ser la sociedad futura (y presente) y cuál es su papel en ella, en la inteligencia de que los intereses del mercado (que sin dudas está presionando en toda la perspectiva universitaria) están muy definidos, y por tanto su influencia y presión operan siempre en una misma dirección, en tanto que los intereses de la sociedad (llamémosla sociedad civil) pueden no coincidir entre el conjunto de sus integrantes.

La universidad en la praxis educativa debe ser repensada en los términos de la racionalidad del poder que constituye la relación docente-alumnos, para afrontar el largo camino de las transformaciones. La postmodernidad incide totalmente en la conciencia académica y determinan los caminos no siempre convergentes en las políticas universitarias.


ELABORADO POR: Esmen Ross

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